Desde El curioso caso de Benjamín Button hasta Sr. y Sra. Smith, pasando por Bastardos sin gloria, El árbol de la vida y Ad Astra, Brad Pitt ha construido una de las carreras más impresionantes en Hollywood, con una filmografía repleta de éxitos tanto comerciales como de crítica. Ya sea como un galán en la gran pantalla o un actor versátil y respetado, ha demostrado una capacidad única para elegir proyectos que desafían sus habilidades. Sin embargo, incluso una estrella de su calibre ha cometido errores en su trayectoria, y hay una película en particular que él mismo desearía borrar de su filmografía.
Warner Bros.
La épica que Brad Pitt desearía olvidar
Se trata de Troya, la épica adaptación de la Ilíada de Homero dirigida por Wolfgang Petersen en 2004. A pesar de su impresionante recaudación de más de 500 millones de dólares en taquilla, Troya es una de las cintas que Pitt más lamenta haber filmado. No porque fuera un fracaso comercial, sino porque se sintió atrapado en una producción que no representaba su visión artística. En una entrevista publicada en el New York Times en 2019, el actor de 12 monos y Babylon confesó que no quería hacer la película, pero que el estudio lo obligó a participar tras abandonar otro proyecto. Esto lo llevó a una experiencia frustrante, en la que sentía que no tenía control sobre su personaje ni sobre la historia que se estaba contando.
En sus propias palabras, Pitt describió su descontento con el filme: “No fue doloroso, pero me di cuenta de que la forma en que se estaba contando esa historia no era la que yo quería. Cometí mis propios errores en ella. No podía salirme del centro del encuadre. Me estaba volviendo loco”. La película, que lo presentó como el mítico guerrero Aquiles, tenía todos los elementos de una superproducción de Hollywood, pero para el actor carecía de la profundidad que él buscaba en sus interpretaciones.
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El desencanto de Pitt con Troya también provino de su experiencia previa con directores como David Fincher, con quien había trabajado en películas como El club de la pelea y Seven. “Me había vuelto un poco mimado trabajando con Fincher”, admitió el actor, sugiriendo que extrañaba el enfoque detallado y la complejidad narrativa de sus proyectos anteriores. En cambio, en Troya, sentía que todo estaba diseñado para enaltecer la imagen del héroe sin dejar espacio para el misterio o la profundidad del personaje.
Además de su frustración con la dirección de la película, Pitt también sintió que su participación en Troya representaba un retroceso en su evolución como actor. Tras años esforzándose por ser reconocido como un intérprete serio y no solo como una estrella de acción, interpretar a un guerrero legendario en una superproducción comercial lo hacía sentir como si estuviera volviendo a encasillarse en un papel superficial. Esta experiencia lo llevó a replantearse su carrera y a tomar decisiones más arriesgadas en proyectos futuros.
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Tras su paso por Troya, Pitt se prometió a sí mismo que nunca más trabajaría en una película que no le interesara creativamente. Este cambio de mentalidad lo llevó a participar en filmes como El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford y Babel, donde pudo explorar personajes más complejos y narrativas más desafiantes. Su apuesta por el cine con contenido y profundidad terminó por consolidarlo como uno de los actores más respetados de la industria.
Con el paso del tiempo, Troya ha encontrado su propio público y sigue siendo una de las películas épicas más recordadas del cine moderno, pero para Brad Pitt sigue siendo un recordatorio de lo importante que es para un actor elegir proyectos que realmente lo apasionen. Afortunadamente, su carrera posterior demostró que aprendió la lección, dejando atrás los papeles que no lo representaban y apostando por historias que realmente le interesaban.