A lo largo de su carrera, Tom Hanks ha demostrado una versatilidad notable en pantalla. Ha brillado en comedias (Tienes un e-mail), dramas (El código DaVinci) e incluso películas animadas (El expreso polar), pero fue su entrega total a una producción bélica de gran escala lo que le valió el respeto de militares reales. El filme en cuestión es Salvando al soldado Ryan, una de las cintas más aclamadas sobre la Segunda Guerra Mundial, que recaudó 482 millones de dólares a nivel global.
La película, dirigida por Steven Spielberg, narra la misión de un grupo de soldados estadounidenses para localizar y traer de vuelta a casa al paracaidista James Francis Ryan (Matt Damon), único sobreviviente de cuatro hermanos que fueron enviados al frente. Más allá de su éxito comercial y crítico, Salvando al soldado Ryan fue reconocido por su crudeza y realismo, aspectos que fueron posibles gracias a la dedicación de Hanks y a un equipo que buscó retratar con fidelidad el horror del conflicto.
Paramount Pictures
Así fue como Tom Hanks se ganó a los veteranos con ‘Rescatando al soldado Ryan’
Hanks interpretó al Capitán Miller, un personaje querepresentó el desgaste físico y psicológico de la guerra. Pero su compromiso no se limitó al guion: el actor participó activamente en los entrenamientos militares impuestos por el asesor técnico Dale Dye, un veterano con experiencia en zonas de combate. Dye exigió disciplina y resistencia al elenco, sometiéndolos a un riguroso entrenamiento de seis días con marchas, hambre, fatiga y poco sueño, todo bajo el clima frío y húmedo del Reino Unido.
Según Dye, Hanks se tomó el proceso con total seriedad. El también actor de Forrest Gump y Náufrago prendió a utilizar un subfusil Thompson y técnicas de navegación terrestre con un nivel de detalle que superaba lo que se requería para su papel. “Entre tantos farsantes de Hollywood, él no lo es. Es de verdad”, dijo el veterano, dejando claro que el actor se ganó su respeto no solo por su actuación, sino por su ética de trabajo.
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El rodaje no fue sencillo. Algunos actores, como Edward Burns, confesaron que el entrenamiento fue tan duro que quisieron abandonar. Fue el propio Hanks quien convenció al grupo de seguir adelante, recordándoles que solo tenían una oportunidad para hacer justicia a la historia. Esa misma convicción fue la que llevó al reparto a reconectarse con el propósito del proyecto: rendir homenaje a los soldados caídos.
El compromiso de Hanks y Spielberg con el realismo no se limitó a esta película. Juntos produjeron la miniserie Band of Brothers, así como sus continuaciones The Pacific y Masters of the Air. En todas ellas se repitió el modelo de entrenamiento militar previo al rodaje, siempre con la intención de generar un ambiente de compañerismo y respeto por quienes vivieron el conflicto en carne propia.