Sabemos bien que el cine de fantasía es un género que nos transporta a mundos imaginarios y perfectos donde la magia, los seres mitológicos y las fuerzas sobrenaturales son parte central de la historia. Además, a través de paisajes épicos, héroes legendarios y batallas entre el bien y el mal, estas películas exploran temas universales que van desde lo extraordinario a lo humano y real. Con grandes sagas como El Señor de los Anillos, Harry Potter, Las Crónicas de Narnia y Willow, el poder narrativo y visual de la fantasía ha tenido grandes triunfos en la pantalla grande.
Sin embargo, uno de los mayores fracasos llegó en 2010 cuando Warner Bros. decidió apostar por una nueva saga épica basada en las leyendas del Rey Arturo. La idea era alejarse de las versiones clásicas y ofrecer algo fresco, más moderno, y con un estilo propio, por lo que el proyecto prometía una franquicia de seis películas que reimaginarían el mito artúrico desde una mirada más audaz y contemporánea.
Warner Bros. Pictures
El primer paso fue El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada, dirigida por Guy Ritchie, pero por desgracia el camino estuvo lleno de obstáculos y problemas. El guion pasó por varias manos -las de John Hodge, Joby Harold, David Dobkin y Lionel Wigram- siendo reescrito y modificado tantas veces que muchas escenas se filmaron sin una versión definitiva del libreto. Eso volvió el rodaje caótico y desgastante, además de convertir una grandiosa historia en una pesadilla.
Las cosas empeoraron en la etapa de prueba, ya que durante la primera proyección, Guy Ritchie se mostró decepcionado con la actuación de Annabelle Wallis, lo que lo llevó a cortar casi toda la trama de su personaje. Esto obligó a reescribir partes de la historia, grabar escenas nuevas y alargar la posproducción, hasta obtener un primer corte que duraba tres horas. Por fortuna, la versión final se redujo a solo una hora con 50 minutos.
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A pesar del caos, Warner siguió invirtiendo en la película con la esperanza de recuperar lo invertido. El estudio había puesto mucho en juego, tanto en la producción como en la campaña de marketing, y confiaba en que esta entrega sería el gran inicio de su nuevo universo cinematográfico.
Pero cuando El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada llegó a los cines en 2017, fue un desastre en taquilla. Solo recaudó 148 millones de dólares a nivel mundial, frente a un presupuesto de 175 millones y gastos promocionales cercanos a los 80 millones. El público no conectó con la película y la crítica fue dura, señalando que la historia estaba desordenada y sin rumbo claro.
Warner Bros. Pictures
El fracaso fue tan contundente que Warner Bros. decidió cancelar todo el plan de la saga y así terminó el intento de crear un nuevo universo cinematográfico basado en el Rey Arturo: con una sola película, muchas promesas rotas y millones de dólares perdidos.