Durante décadas, las telenovelas mexicanas han sido uno de los productos audiovisuales más representativos del país. Emitidas no solo en México, sino en decenas de países en América Latina y algunas regiones de Europa, han consolidado una narrativa de emociones intensas y personajes memorables en el imaginario colectivo. Ejemplos como Los ricos también lloran (con Verónica Castro y Rogelio Guerra), Cuna de lobos (con Diana Bracho y Alejandro Camacho) y Quinceañera (con Thalía y Adela Noriega) demostraron que el melodrama televisivo era capaz de capturar la atención del mundo con tramas de amor, traición y ascenso social.
A lo largo de los años 80 y 90, esta industria siguió consolidándose como una fábrica de estrellas. Títulos como Simplemente María con Victoria Ruffo, Mirada de mujer con Angélica Aragón y María la del Barrio con Thalía se convirtieron en clásicos que reflejaban, aunque a veces de forma exagerada, las desigualdades sociales, los dilemas morales y los conflictos entre clases. Estas producciones, marcadas por su estilo directo y emocional, no solo entretuvieron: moldearon generaciones enteras de espectadores y se volvieron referente obligado del entretenimiento en español.
Belleza, ambición y traición: vuelve la historia más provocadora del melodrama mexicano
En ese contexto se encuentra Teresa, una historia que ya había sido llevada a la televisión en 1959 con Maricruz Olivier como protagonista, actriz reconocida también por su participación en la icónica cinta de terror Hasta el viento tiene miedo de Carlos Enrique Taboada. Aquella versión sentó las bases de un personaje que, a través de los años, se volvería emblemático: una mujer cuya belleza e inteligencia se convierten en herramientas para ascender socialmente, aun si eso implica manipular, mentir o lastimar.
Treinta años después, en 1989, Teresa regresó a las pantallas mexicanas bajo la producción de Lucy Orozco y con una joven Salma Hayek como protagonista. La actriz veracruzana, de apenas 23 años, entregó una interpretación poderosa que captó rápidamente la atención del público. A su lado figuraban talentos reconocidos como Irma Dorantes, Daniel Giménez Cacho, Patricia Reyes Spíndola y Mario Iván Martínez, lo que dio al proyecto un peso dramático que lo distinguió dentro del universo de las telenovelas de la época.
Televisa
Esta versión de Teresa, disponible en VIX, retrata a una joven que no acepta su condición de pobreza y busca con desesperación el reconocimiento y el lujo que la vida le ha negado. Su ambición es tan grande como su capacidad de manipular a quienes la rodean, desde su novio hasta los hombres de mayor estatus social que ve como una puerta de entrada al mundo que desea habitar. Teresa, sin embargo, no cae en el estereotipo simplista de la villana: su complejidad radica en cómo justifica cada decisión como respuesta a un entorno injusto.
La interpretación de Salma Hayek mostró a una Teresa ambiciosa pero también inteligente, decidida pero herida, una figura capaz de provocar rechazo y empatía a partes iguales. Esa dualidad le dio matices a un personaje que, más allá del melodrama, encarnaba una crítica social profunda. Teresa no se arrepiente de usar su belleza como recurso, pero mantiene intacta su “virtud”, lo que le permite seguir considerándose moralmente superior, incluso cuando hiere a quienes más la aman.
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Gracias al éxito de esta telenovela, Hayek se convirtió en una estrella nacional (con películas como El callejón de los milagros) y, poco después, se lanzó a la conquista de Hollywood participando en filmes como Pistolero y Del crepúsculo al amanecer. Lo que parecía un papel más dentro de la tradición de los melodramas mexicanos terminó por ser el trampolín de una carrera internacional que hoy abarca cine independiente, superproducciones y una nominación al Oscar por Frida.
En los años siguientes, Teresa seguiría evolucionando. En 2004, la historia se transformó en Rubí, protagonizada por Bárbara Mori, con una ambientación más moderna y sensual. En 2010, Angelique Boyer retomó el personaje principal en una versión más estilizada y popular que consolidó el nombre de Teresa para nuevas generaciones. Sin embargo, la interpretación de Salma Hayek permanece como una de las más recordadas por su fuerza actoral y por haber sido el inicio del ascenso de una de las latinas más influyentes de Hollywood.