Desde la épica ciencia ficción de Star Wars bajo la dirección de George Lucas hasta el thriller político Juego de patriotas, Harrison Ford se ha convertido en uno de los actores más emblemáticos de Hollywood, siendo dueño de una carrera que abarca más de cinco décadas y que lo ha llevado a protagonizar películas fundamentales de distintos géneros. Cineastas como Ridley Scott, Mike Nichols y Steven Spielberg han sabido sacar lo mejor de él, consolidando su estatus como una auténtica leyenda de la gran pantalla.
‘Indiana Jones’: La película de aventuras de Harrison Ford que marcó a varias generaciones
De entre todos sus papeles, sin embargo, hay uno que ocupa un lugar especial en la cultura popular: Indiana Jones. El arqueólogo más intrépido del cine debutó en 1981 con Los cazadores del Arca Perdida, un filme que no solo revolucionó el cine de aventuras, sino que también se convirtió en un referente de estilo, humor y acción. Bajo la dirección de Spielberg y la producción de Lucas, la saga generó un fenómeno que se ha extendido por más de cuarenta años, inspirando cómics, series animadas, videojuegos y una legión de fans que sigue creciendo.
La franquicia de Indiana Jones, además, ha dejado momentos memorables que forman parte de la memoria colectiva. Desde la huida frente a la roca gigante en Los cazadores del Arca Perdida hasta el arranque en Shanghái de El templo de la perdición, pocas películas han ofrecido secuencias tan icónicas. No es casual que Spielberg reconociera en su momento que la que menos le gusta es Indiana Jones y el templo maldito, por considerarla demasiado oscura, aunque para la mayoría de los seguidores la menos apreciada sigue siendo Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal.
Paramount Pictures
La improvisada escena de ‘Indiana Jones’ que Harrison Ford grabó con diarrea y pasó a la historia
Con todo este legado, no es de extrañar que la primera entrega haya sido también una fuente inagotable de anécdotas del rodaje. Una de las más curiosas tiene que ver con una de las escenas más recordadas, que en principio debía ser un complejo enfrentamiento entre Indy y un bandido armado con un sable. La idea original consistía en que el actor de Blade Runner y Apocalipsis ahora desplegara toda la destreza de su látigo en una coreografía llena de tensión y humor.
Sin embargo, algo imprevisto cambió por completo los planes. Durante el rodaje en Túnez, Harrison Ford contrajo una fuerte disentería que le provocaba vómitos y diarrea constantes, impidiéndole permanecer demasiado tiempo frente a las cámaras. Ante esa situación, se volvió inviable realizar una larga secuencia de combate que exigía esfuerzo físico sostenido.
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La solución surgió de manera improvisada y casi casual. Alguien del equipo sugirió que, en lugar de enfrentarse con el látigo, Indy simplemente sacara su pistola y disparara al adversario, resolviendo la escena en cuestión de segundos. Spielberg, consciente del malestar de su protagonista y de la oportunidad de añadir un toque de humor inesperado, decidió modificar su idea inicial.
El resultado fue tan efectivo que terminó convirtiéndose en uno de los momentos más emblemáticos de la saga. La combinación del gesto lacónico de Ford y la sorpresa del público dio lugar a una de las resoluciones más ingeniosas de una pelea en el cine de aventuras. Nadie podría imaginar que detrás de ese chispazo de genialidad había en realidad una necesidad práctica: permitir que el actor descansara y se recuperara.