Cuando Guillermo del Toro anuncia un nuevo proyecto, el mundo cinéfilo se detiene por completo. Después de su aclamado paso por Pinocho de Netflix, una obra que le valió el Premio Oscar a Mejor Película Animada, el director mexicano regresa con una historia que parece haber sido hecha a su medida: Frankenstein.
Desde que se supo que estaba trabajando en su propia versión del clásico de Mary Shelley, las expectativas se fueron hasta el cielo. Muchos se preguntaba cómo Del Toro reimaginaría uno de los mitos más importantes de la literatura moderna y qué tipo de monstruo nacería de la mente de un hombre que lleva toda su carrera explorando lo extraño, lo trágico y lo hermoso a la vez.
Pero lo más interesante no sólo está en la historia o en el elenco, que incluye a Oscar Isaac, Mia Goth y Jacob Elordi, sino en una sola frase de Del Toro que resume el corazón de su visión.
Una mirada doble: el creador y su criatura
En una reciente entrevista, Guillermo del Toro compartió una reflexión que sirve como llave para entender su versión de Frankenstein: "Desde 'El callejón de las almas perdidas', tiendo a pensar que el protagonista y el antagonista a veces son el mismo personaje". Sus palabras, sencillas pero profundas, cambian por completo la forma de entender el mito del monstruo de Víctor Frankenstein.
The Hollywood Reporter
Del Toro no quiere contarnos sólo la historia del científico o la del monstruo: también quiere mostrarnos a ambos como reflejos de una misma alma, como dos mitades que se buscan, se temen y se necesitan. Y en cierto modo, esa dualidad también describe al propio Del Toro como un creador de monstruos que siempre ha visto humanidad en lo grotesco y ternura en lo oscuro.
Frankenstein, pero con corazón mexicano
Desde El espinazo del diablo hasta La forma del agua, Del Toro siempre ha usado el horror como un lenguaje para hablar de la soledad, el amor y la necesidad de ser vistos. Frankenstein será la culminación de ese tema que ha perseguido toda su carrera: darle voz a los incomprendidos.
The Hollywood Reporter
Para Del Toro, Frankenstein no es una historia de horror, sino de empatía. No hay héroes ni villanos puros, sólo seres que intentan entender su lugar en el mundo. En ese sentido, el director parece identificarse tanto con Victor Frankenstein, el creador obsesionado, como con su criatura, el ser rechazado que busca amor y propósito.
Y aunque su historia se desarrolla en Europa, el alma detrás de la cámara será profundamente mexicana. Del Toro ha dicho muchas veces que su identidad y su mirada están marcadas por la tragedia, la fe, los mitos y los fantasmas de su país. Todo eso está plasmado en sus películas, y Frankenstein no será la excepción.
