Sin duda, Ozark, serie protagonizada por Jason Bateman y Laura Linney, se convirtió en una de las mejores de Netflix en los últimos años debido a su extraordinaria realización y espectaculares actuaciones especialmente de Julia Garner, actriz que se posicionó en la industria con este título y logró obtener su primer Emmy gracias a su trabajo como Ruth Langmore. ¿Vamos a extrañar a Ozark? Por supuesto que sí, pero antes de despedir a esta producción es momento de hablar sobre su desenlace.
El episodio final de la serie fue un claro reflejo del ADN que caracterizó por cinco años a esta producción tanto en materia visual, discursiva y narrativa. A lo largo de cuatro temporadas, Ozark nos mostró una relación particular entre los Byrde y los Langmore, dos familias de Estados Unidos que a pesar de vivir en la misma localidad, tenían un estatus social completamente distinto.
La serie producida por Bateman también dejó en claro que era una historia donde cada acción tenía una consecuencia casi inmediata y por momentos era impredecible. En cualquier instante un personaje podía morir o hacer algo mortal que impactara en su destino. Y este fue el caso de la muerte de Ruth, uno de los mejores personajes que ha visto la televisión en los últimos diez años.
Luego del asesinato de Javi (Alfonso Herrera) y el multiacuerdo del FBI entre Ruth, Marty, Wendy y Camila (Veronica Falcon), la madre de Javi, todo parecía arreglado y apuntaba a tener una final feliz, ya que todos los intereses se veían parcialmente beneficiados. Pero, Ruth había dictado su futuro desde el momento en que decidió asesinar al integrante del cartel.
Sin embargo, es aquí donde el discurso de la serie culminó de manera cruel y contundente su planteamiento que propuso durante los 44 episodios de duración: la clase privilegiada (los Byrde y los altos mandos americanos) siempre, siempre estarán por encima de aquellas familias que aspiran a mejorar sus condiciones de vida, aquellos que buscan alejarse de la violencia y obtener nuevas oportunidades. De acuerdo con Chris Mundy, productor y escritor de la serie, matar a Ruth fue una de las decisiones más complicadas para cerrar la producción, pero destacó que dicha decisión era algo necesario para completar la congruencia del discurso que manejó Ozark.
Por otro lado, la frenética escena final terminó por completar de alguna u otra forma dicha idea del privilegio americano. Después de todo lo vivido, el arco de Jonah (Skylar Gaertner) finaliza cuando le dispara al detective Mel Sattem (Adam Rothenberg), ya que entiende cómo funciona el mundo, lo que conlleva ser un Byrde y comprende la idea que sus padres tanto defendieron: además de lavar dinero para superar las dificultades del cartel, también lo hacían para construir o asegurar un futuro a sus hijos. Juntos, como familia, somos eran más fuertes (aunque suene a discurso político).
El final de Ozark también representa el final de una nueva era para Netflix. Luego de que se anunció la pérdida de suscriptores en la plataforma, la incertidumbre ha llegado a sus oficinas debido al enojo de los suscriptores por el descenso en la calidad de las producciones y por el alza de los precios en la suscripción.
Por ahora, no hay en el horizonte una serie de Netflix que pueda reemplazar a Ozark en cuanto a calidad se refiere y eso debería ser preocupante para el llamado gigante del streaming. Todos los episodios de la serie ya están disponibles en la plataforma.
