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    'Rebeca': Las diferencias entre la película de Netflix y la de Alfred Hitchcock

    El clásico de 1940 dirigido por Alfred Hitchcock: 'Rebeca' parece estar más vigente que nunca, y ahora llega la nueva adaptación protagonizada por Lily James y Armie Hammer para Netflix, pero ¿qué tanto se diferencian?

    La novela de la escritora inglesa Daphne Du Maurier: Rebeca de pronto está en los titulares debido a la nueva adaptación para Netflix. ¿Por qué revivir de nuevo esta historia? Es decir, tenemos una estupenda versión hecha en 1940 protagonizada por Joan Fontaine y Laurence Olivier y dirigida por el maestro del suspenso: Alfred Hitchcock. Los amantes del cine tienen presente el clásico, pero indudablemente, después de más de medio siglo las maneras de ver cine han cambiado y ya no digamos en los últimos cinco años con la presencia de los contenidos digitales.

    Por lo anterior, revisitar viejas historias mediante producciones coloridas y actores representativos puede acercarlas a nuevos públicos, pero lo positivo de esto es que a través de estas versiones actuales pueden descubrir el material original y adaptaciones pasadas, además de muchas veces notar que existen diálogos entre todos los formatos. Rebeca llega dirigida por el cineasta detrás de El rascacielos y Free Fire, el británico Ben Wheatley y los protagonistas son Lily JamesArmie Hammer y Kristin Scott Thomas, pero ¿qué tan diferente es esta adaptación a la de 1940? La realidad es que, aunque la esencia es la misma, hay varias cosas que han cambiado.

    LA PREMISA

    La historia de Rebeca se centra en una chica (James) que trabaja como asistente de una acaudalada mujer de edad madura y que recibe cierto maltrato por no ser tan culta y estar sola. Al llegar a Montecarlo de vacaciones, la joven conoce a Max de Winter (Hammer), un viudo millonario bastante apuesto que llama la atención de la joven de inmediato. Los dos se atraen instantáneamente y empiezan a salir a escondidas. En un dos por tres Max la desposa y la convierte en la Sra. de Winter. Ambos se van a vivir a Manderley, una enorme mansión donde Max vivía con su esposa Rebeca. Al llegar la Sra. de Winter se enfrenta a la Sra. Danvers (Thomas), la ama de llaves del lugar y amiga íntima de la fallecida Rebeca, por lo que los fantasmas del pasado acechan a cada uno de los habitantes de la finca. En resumen, ambas cintas tienen la premisa idéntica, respetan el nombre de los personajes y su función en la historia.

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    LA ATMÓSFERA

    Obviando que Rebeca de 1940 es en blanco y negro y se adapta en década de los 30, la de Netflix es a todo color, aunque también se ambienta años atrás y asumimos que se trata de la misma época. No hay un contexto político en ninguna de las dos, pero sí un conservadurismo constante, machismo inevitable y una especie de territorialidad y pertenencia en cuanto a la relación de un matrimonio que hoy podría ser tema de debate.

    En Rebeca de Hitchcock se respeta la atmósfera lúgubre y gótica de la novela. A pesar de ser una gran mansión, podemos ver a algunos sirvientes, pero no a toda la plantilla de empleados como en nueva versión, lo cual le da un punto de ventaja a la de 1940. La intriga permea toda la duración y siempre te preguntas si Rebeca vive o no. En Rebeca de 2020 esto no sucede y desde un principio todo se explica. Así que mientras una se aprovecha del misterio, la otra parece salir de un capítulo de Downton Abbey.

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