En la historia del cine, pocos nombres son tan icónicos como el de Steven Spielberg y el de cierto director que revolucionó el suspenso en la pantalla grande. Sin embargo, aunque podría pensarse que el respeto mutuo llevaría a un encuentro entre ambos, lo cierto es que este legendario cineasta evitó cualquier contacto con el director de E.T. el extraterrestre y Encuentros cercanos del tercer tipo. A pesar de la insistencia del joven realizador, su ídolo se negó a recibirlo, argumentando una razón tan peculiar como desconcertante.
En 1975, cuando Tiburón convirtió a Spielberg en una de las promesas más brillantes de Hollywood, Alfred Hitchcock, se encontraba en la recta final de su carrera con la filmación de Trama macabra. Admirador declarado del cineasta británico, el joven director veía en él una figura casi mítica y soñaba con compartir unos minutos con el maestro del suspenso. Pero lo que parecía un simple gesto de reconocimiento se convirtió en una historia de rechazo que marcaría a Spielberg por el resto de su vida.
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El encuentro que nunca ocurrió: la curiosa razón por la que Hitchcock evitó a Spielberg
Según el actor Bruce Dern, quien trabajó con Hitchcock en Trama macabra, el director británico notó que un joven merodeaba el set con insistencia. “¿Quién es ese chico?”, preguntó Hitchcock. Al escuchar que se trataba de Spielberg, quien solo deseaba conocerlo, su respuesta fue tajante: “No puedo sentarme a hablar con el chico que hizo la película del pez”. Más allá de cualquier rivalidad profesional, Hitchcock tenía una razón insólita para rechazar el encuentro.
El desprecio de Hitchcock no fue solo una cuestión de ego o de simple desinterés. Según contó Dern en sus memorias, el director de Psicosis y Los pájaros estaba profundamente incómodo con la idea de haber aceptado un millón de dólares de Universal Studios por un proyecto comercial en el que prestó su voz para una atracción de Tiburón, lo que lo hacía sentir como un "prostituto". En su mente, reunirse con Spielberg era un recordatorio incómodo de esa decisión, algo que prefería evitar a toda costa.
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Curiosamente, esta no fue la primera vez que Spielberg intentó acercarse a Hitchcock. A mediados de los años sesenta, cuando aún era un aspirante a cineasta, el joven director logró colarse en el set de Cortina rasgada, con la esperanza de ver de cerca a su ídolo. Durante unos minutos, pudo observar a Hitchcock trabajando junto a Julie Andrews y Paul Newman, hasta que un asistente de dirección lo descubrió y le pidió que se retirara.
Si bien el destino parecía conspirar para mantenerlos separados, Spielberg nunca dejó de admirar a Hitchcock. Décadas después, en cada ocasión en la que Bruce Dern le recordaba la anécdota, Spielberg confesaba que la historia aún le provocaba escalofríos. Era una mezcla de frustración y resignación por no haber podido conocer a quien tanto influyó en su carrera. El hecho de que Hitchcock, una de las mentes más brillantes del cine, sintiera inseguridad ante un joven director en ascenso es una ironía conmovedora.
