Durante 65 años, nadie ha llamado a esta famosa película de ciencia ficción por su verdadero título. Esta curiosa omisión ha ocurrido no por olvido, sino por una mezcla de estrategias de distribución internacional, hábitos lingüísticos y la fuerza icónica de uno de sus elementos centrales: una criatura viscosa que vino del espacio para devorar todo a su paso.
La película en cuestión es The Blob (conocida en español como La mancha voraz o La masa devoradora) una producción estadounidense estrenada en 1958, dirigida por Irvin S. Yeaworth Jr. y protagonizada por el legendario Steve McQueen. Esta fue, de hecho, una de las primeras cintas importantes en la carrera del actor, quien más tarde brillaría en clásicos como La gran evasión, Bullitt o Los siete magníficos. En The Blob, McQueen interpreta a un joven que, junto a su pareja, intenta advertir a su comunidad sobre una amenaza alienígena que nadie parece tomar en serio.
Tonylyn Productions Inc.
Una masa devoradora del espacio… y un título que nadie recuerda
El argumento, aunque simple, fue sumamente efectivo: una masa amorfa y gelatinosa llega a la Tierra adherida a un meteorito. Al entrar en contacto con seres vivos, comienza a consumirlos y crecer sin control. El horror aumentaba con cada escena, mientras la criatura se hacía más grande e imparable. El bajo presupuesto de la película no impidió que se convirtiera en un hito del cine de ciencia ficción y terror de la época, gracias a su atmósfera inquietante y a la innovación de su monstruo central.
Sin embargo, en Francia, donde la cinta también se convirtió en un fenómeno de culto, los distribuidores decidieron modificar su título original. En lugar de The Blob, el filme se estrenó con el nombre de Danger planétaire (Peligro planetario). Aunque la elección reflejaba con fidelidad el contenido del filme, no logró capturar el impacto simbólico y sonoro del nombre original. Así, durante décadas, muchos francófonos se referían a la película por el nombre de su monstruo, y no por el título que aparecía en los carteles.
Tonylyn Productions Inc.
Este fenómeno no es único. A lo largo de la historia del cine, varios títulos han sido modificados o abreviados por motivos culturales, lingüísticos o comerciales. Películas como Child’s Play se conocen en algunos países simplemente por el nombre del personaje, Chucky el muñeco diabólico. Lo mismo ocurre con A Nightmare on Elm Street, que en ciertos lugares se resume a Freddy. Estas simplificaciones ayudan al público a conectar más fácilmente con lo esencial del relato.
El caso de The Blob es especialmente significativo porque, a pesar de su título francés olvidable, la criatura logró grabarse en el inconsciente colectivo. La imagen de esa masa roja y devoradora trascendió idiomas y décadas. Tanto así, que cuando en 1988 se lanzó un remake dirigido por Chuck Russell, el título original fue restaurado. En Francia, esta vez sí se optó por lo evidente (The Blob).