“El set estaba lleno de drogas”: Basada en un dibujo animado, esta comedia de Robin Williams tuvo un rodaje tan caótico que dejó en shock a sus productores
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Fue su primer protagónico en el cine y todo apuntaba a un éxito. Pero detrás de esta adaptación de un clásico animado, Robin Williams se encontró con un set lleno de caos, excesos y drogas.

A lo largo de su carrera, Robin Williams se consolidó como uno de los actores más carismáticos, versátiles y queridos de Hollywood. Su capacidad para la comedia improvisada, su energía inagotable y una profundidad dramática inesperada lo convirtieron en un artista completo. Entre sus actuaciones más memorables destacan La sociedad de los poetas muertos, Buenos días Vietnam, Patch Adams, Jumanji y Mente indomable.

Más allá de su éxito en taquilla y la devoción del público, Williams también tuvo una trayectoria repleta de proyectos arriesgados y desafíos inesperados. Uno de los más peculiares fue su primera incursión en el cine como protagonista: la adaptación en acción real de Popeye, dirigida por el aclamado Robert Altman. Aunque con el tiempo la película se convirtió en un título de culto, su rodaje estuvo lejos de ser convencional. De hecho, fue descrito recientemente como uno de los más caóticos y descontrolados de la historia del estudio Paramount.

Paramount Pictures

‘Popeye’: el debut cinematográfico de Robin Williams estuvo marcado por el caos

La revelación llegó por parte de Barry Diller, ex CEO de Paramount Pictures, quien en una reciente sesión de preguntas y respuestas moderada por Anderson Cooper, confesó que el set de Popeye fue, sin duda, el más "lleno de cocaína" que había visitado en su carrera. “Todo el mundo estaba drogado”, afirmó Diller, y agregó que al ver la película uno puede percibir esa energía errática: “Es como si estuvieras viendo una cinta que corre a 78 RPM en velocidad de 33”.

La situación fue tan extrema que, según Diller, los envíos diarios de rollos de película desde Malta (donde se rodaba Popeye) a Los Ángeles eran utilizados para ocultar y transportar cocaína. “Nos enteramos de que las latas de película estaban siendo usadas para enviar droga de un lado al otro. No podías escapar de eso. Todo el mundo estaba colocado”, explicó, dejando atónitos a los asistentes.

Paramount Pictures

Popeye se estrenó en 1980 y, aunque no fue un fracaso comercial (recaudó 60 millones de dólares frente a un presupuesto de 20 millones), fue mal recibida por la crítica en su momento. Muchos señalaron su tono errático, su humor desbordado y una narrativa desigual, características que, con las declaraciones de Diller, cobran un nuevo significado. Sin embargo, con el paso de los años, el filme ha sido reevaluado y goza de una base de seguidores leales.

La película, escrita por Jules Feiffer y basada en el personaje creado por E.C. Segar, contaba también con Shelley Duvall en el papel de Olivia y marcaba el debut protagónico de Williams en el cine tras su éxito televisivo con Mork & Mindy. Para muchos, fue una elección arriesgada tanto para él como para Altman, pero también una muestra de la libertad creativa que a veces solo los grandes estudios podían permitirse con todo y sus excesos.

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