A lo largo de la historia del cine, múltiples producciones han enfrentado rodajes infernales que pusieron a prueba la salud física, mental y emocional de sus elencos y equipos técnicos. Desde tormentas que arrasaron locaciones hasta actores que abandonaron el set por disputas creativas o crisis personales, las historias detrás de cámaras suelen ser tan fascinantes como las que llegan a la pantalla. Pero entre todas, hay una que sigue siendo recordada no solo por su dificultad logística, sino por rozar la locura absoluta.
El rodaje que casi destruye a su director: una historia de locura en la jungla
Algunas películas desafían las reglas de lo posible, y otras directamente las ignoran. Eso fue lo que ocurrió con Apocalipsis ahora, dirigida por Francis Ford Coppola. Esta épica bélica ambientada en la guerra de Vietnam se transformó en una pesadilla logística y psicológica sin precedentes. Su proceso de producción quedó retratado en el impactante documental Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse, dirigido por Fax Bahr y George Hickenlooper, y basado en grabaciones realizadas por Eleanor Coppola, esposa del director.
American Zoetrope
Coppola, reconocido por El padrino y Demencia, comparó la experiencia de filmar con la propia guerra de Vietnam. “Estábamos en la jungla. Éramos demasiados. Teníamos demasiado dinero, demasiado equipo y, poco a poco, perdimos la cordura”, confesó durante el estreno en Cannes en 1979. El rodaje, originalmente planeado para cinco meses, se extendió por más de un año en las selvas de Filipinas.
Las complicaciones comenzaron pronto: Harvey Keitel fue despedido y reemplazado por Martin Sheen, quien sufrió un infarto casi fatal durante la filmación. Luego vino un tifón que destruyó sets millonarios, enfermedades tropicales, consumo de drogas generalizado y una tensión creciente que contaminaba cada rincón del rodaje.
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Cuando Marlon Brando llegó para interpretar al coronel Kurtz, lo hizo con sobrepeso y sin haberse preparado. Coppola tuvo que reescribir buena parte del final y adaptarse a las excentricidades de la estrella. El presupuesto se disparó tanto que el propio director tuvo que hipotecar sus bienes y financiar la película con su dinero. Según sus propias palabras, durante la posproducción solo veía un 20% de probabilidad de lograr una película presentable.
La realidad en el set se parecía demasiado a la guerra que intentaban representar. El fotoperiodista Chas Gerretsen, quien trabajó seis meses documentando el rodaje, afirmó que “Vietnam fue una locura, Apocalypse Now solo un poco menos”. El calor, la humedad, los insectos, el agua contaminada y el barro hasta las rodillas eran parte del día a día. El actor Damien Leake recuerda que la lluvia era tan intensa que parecía personal: “llovía como si el cielo estuviera enojado contigo”.
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El trabajo de Bahr y Hickenlooper al recopilar el material filmado por Eleanor Coppola fue monumental. Tuvieron que revisar cerca de 80 horas de metraje para contar la historia detrás de la historia. La primera versión del documental duraba cuatro horas y media, incluyendo también el complicado proceso de posproducción. En un momento, uno de los editores desapareció con una copia de la película, enviando trozos quemados a modo de amenaza. Finalmente, los conflictos se resolvieron, pero el nivel de tensión fue constante hasta el último segundo.
Apocalipsis ahora terminó convirtiéndose en una obra maestra. Su legado no solo está en sus imágenes o en su guion inspirado en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, sino también en su historia detrás de cámaras, que revela hasta dónde puede llevar la ambición artística. Fue un milagro que la película lograra completarse, y quizás por eso, sigue siendo uno de los testimonios más crudos, intensos y únicos del poder del cine.