La irrepetible escena de un incendio real que convirtió a esta película en un clásico del cine mundial
Luis Fernando Galván
Interesado en las religiones del mundo y especialista en arte sacro medieval, mis géneros favoritos son las épicas de fantasía al estilo 'El señor de los anillos', 'Valhalla Rising' y 'El caballero verde', así como el terror religioso de 'El exorcista', 'Saint Maud' y '30 monedas'.

En la historia del cine hay escenas que desafían el peligro para alcanzar la inmortalidad. Una producción clásica del siglo XX arriesgó todo al provocar un incendio real que terminó convirtiéndose en una de las secuencias más icónicas jamás filmadas.

En la historia del cine existen producciones que marcaron un antes y un después, consolidándose como verdaderos monumentos cinematográficos. Entre ellas destacan títulos inolvidables de la primera mitad del siglo XX como El gran dictador de Charlie Chaplin, ¡Qué bello es vivir! de Frank Capra, Metrópolis de Fritz Lang y, por supuesto, Lo que el viento se llevó, dirigida principalmente por Victor Fleming, con apoyo no acreditado de George Cukor y Sam Wood. Esta última es recordada no solo por su gran historia de amor, sino también por una arriesgada escena que hizo historia.

Lo que el viento se llevó
Lo que el viento se llevó
Fecha de estreno 22 de enero de 1941 | 3h 58min
Dirigida por Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood
Con Vivien Leigh, Clark Gable, Leslie Howard
Medios
5,0
Usuarios
3,3
Ver en HBO MAX

El día que un set ardió de verdad para crear una obra maestra

Se trata del momento en el que Scarlett O’Hara, interpretada por Vivien Leigh, y Rhett Butler, encarnado por Clark Gable, huyen de la ciudad de Atlanta envuelta en llamas a bordo de una calesa. Lo que pocos espectadores saben es que la producción decidió filmar un incendio real para capturar la intensidad y la veracidad de la secuencia, una decisión que convirtió la escena en una de las más icónicas del cine mundial.

Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)

El rodaje de este momento no estuvo exento de preocupaciones. Para garantizar la seguridad, los bomberos locales permanecieron alerta durante toda la filmación, listos para intervenir si el fuego se salía de control. Y es que la escena no solo debía transmitir peligro, sino que literalmente lo generaba: al final de la toma, un enorme muro se desploma entre las llamas, reforzando la sensación de destrucción total que vive Atlanta en la ficción.

Ese muro no era cualquier decorado. En realidad, formaba parte de los restos del set de King Kong de 1933, propiedad de los estudios RKO. Con el tiempo, Selznick International arrendó parte de las instalaciones de RKO, heredando estos colosales decorados. Pero ocupaban demasiado espacio, y la producción de Lo que el viento se llevó necesitaba liberar el terreno para construir nuevos escenarios.

Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)

La solución fue tan ingeniosa como arriesgada: aprovechar la demolición de los viejos decorados para filmar la escena del incendio. De esta manera, los restos de King Kong ardieron ante la cámara, dándole al público un espectáculo visual sin precedentes. Esta estrategia no solo resolvió un problema logístico, sino que también proporcionó una autenticidad imposible de replicar con efectos visuales de la época.

Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)

La secuencia se rodó de dos maneras: una primera toma mostraba la calesa como una simple silueta recortada contra el fuego, mientras que en otra versión los caballos, el carruaje y los actores se encontraban realmente en medio de las llamas controladas. Esta combinación de planificación técnica y audacia artística garantizó un resultado que sigue sorprendiendo a las generaciones actuales.

El riesgo valió la pena. Lo que el viento se llevó se convirtió en uno de los mayores éxitos de la historia del cine, con ingresos estimados en 1,25 mil millones de dólares ajustados a la inflación. Y entre sus múltiples momentos memorables, la escena del incendio de Atlanta permanece como un ejemplo irrepetible de cómo el compromiso por la autenticidad puede crear imágenes eternas en la memoria colectiva.

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