Una de las películas más duras de todos los tiempos: la obra maestra provocó un escándalo mundial
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Algunas películas cruzan los límites de lo soportable, generando rechazo y fascinación a la vez. Una de ellas, considerada entre las más perturbadoras jamás filmadas, marcó la historia del cine con un escándalo mundial que aún hoy divide opiniones.

Hay películas que, por su crudeza y violencia, trascienden la categoría de simple ficción y se convierten en testimonios incómodos de la condición humana. Obras como Funny Games de Michael Haneke, Irreversible de Gaspar Noé o Anticristo de Lars von Trier no solo perturban por la intensidad de sus imágenes, sino que obligan al espectador a confrontarse con la fragilidad de la moral y la brutalidad que puede habitar en lo cotidiano. Estas obras, lejos de ser meros ejercicios de provocación, exponen una radiografía brutal de la violencia en contextos íntimos y sociales.

De igual modo, filmes como Ven y mira de Elem Klimov, Martyrs de Pascal Laugier o Requiem for a Dream de Darren Aronofsky llevan al espectador al límite de lo soportable. Cada uno, desde su propio lenguaje estético, coloca frente a los ojos la degradación física, psicológica o espiritual del ser humano, haciendo imposible mirar sin cuestionarse. Estas obras funcionan como espejos oscuros de nuestra época, recordándonos que el cine, en su versión más extrema, puede convertirse en un testimonio feroz de la desesperanza, la opresión y el sufrimiento colectivo.

Saló o los 120 días de Sodoma
Saló o los 120 días de Sodoma
Fecha de estreno 9 de enero de 1976 | 1h 57min
Dirigida por Pier Paolo Pasolini
Con Paolo Bonacelli, Giorgio Cataldi, Umberto P. Quintavalle
Usuarios
3,0

La crudeza de una obra que marcó un antes y un después en la historia del cine europeo

Entre ellas, pocas generan tanta controversia como Saló o los 120 días de Sodoma, dirigida por el italiano Pier Paolo Pasolini en 1975. Un filme que no solo fue rechazado por gran parte de la crítica y el público, sino que también enfrentó décadas de censura en numerosos países. Considerada una de las películas más duras jamás filmadas, Saló sitúa su historia en el norte de Italia durante la ocupación fascista. Allí, cuatro altos representantes del régimen secuestran a un grupo de jóvenes para someterlos a un abanico de humillaciones, torturas y perversiones que exponen la degradación absoluta del poder y la corrupción moral de quienes lo ejercen.

Produzioni Europee Associate (PEA)

La obra es un retrato insoportable de los excesos del fascismo. Pasolini toma inspiración en el marqués de Sade y en referencias literarias como La Divina Comedia de Dante para construir un verdadero descenso al infierno, donde la violencia física y psicológica se muestran sin atajos ni concesiones al espectador. Este enfoque radical convirtió a la cinta en una pesadilla fílmica que muchos solo se atreven a ver una vez en la vida.

El escándalo no tardó en estallar tras su estreno. En 1976, la película fue confiscada en Alemania y su distribución en formato íntegro quedó prohibida durante décadas. Algo similar ocurrió en países como Italia, Francia o Australia, donde Salò fue objeto de censura, prohibiciones temporales y múltiples cortes que buscaban suavizar su brutalidad.

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De la censura al reconocimiento: el polémico legado de ‘Salò’ de Pasolini

En el caso alemán, la versión que llegó al mercado años después tenía 24 minutos menos que el original, lo que modificaba de manera significativa la experiencia propuesta por Pasolini. Estas mutilaciones, sin embargo, no consiguieron borrar la esencia perturbadora de una obra que seguía generando debate sobre los límites del cine, la representación de la violencia y el papel del arte frente a la barbarie.

El panorama comenzó a cambiar en diciembre de 2022, cuando el portal especializado Schnittberichte informó que la película había sido retirada del índice de obras censuradas en Alemania. La medida fue oficial en enero de 2023, poniendo fin a décadas de restricciones. Finalmente, en febrero de 2024, se confirmó que Salò obtuvo la clasificación FSK +18 en su versión íntegra, lo que abrió la puerta a futuras reediciones.

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