En el mundo del cine, ciertos elementos de vestuario trascienden la pantalla y se convierten en íconos inmortales. Tal es el caso del poncho polvoriento, el sombrero y las botas que acompañaron a un misterioso vaquero sin nombre en el inicio de la llamada Trilogía del Dólar, dirigida por Sergio Leone. Esta imagen no solo marcó el comienzo de un nuevo estilo de western, sino que también fue la carta de presentación definitiva de Clint Eastwood como una leyenda del cine.
La escena inicial de Por un puñado de dólares nos sitúa en un pequeño pueblo fronterizo entre México y Estados Unidos. Un hombre solitario se aproxima sobre una mula, con un cigarro entre los labios, un sombrero que le cubre la mirada y un poncho verde con patrones geométricos ondeando a su espalda. Ese hombre sin nombre, aunque anónimo en la historia, quedaría grabado para siempre en la memoria colectiva gracias a la interpretación de Eastwood.
Constantin Film
60 años después, Clint Eastwood aún guarda el traje que lo volvió leyenda
Lo que pocos saben es que aquel poncho, convertido hoy en símbolo del western europeo, fue único en su tipo. La producción del primer filme contaba con un presupuesto muy limitado, y según el propio Eastwood, solo existía una versión del traje. En una entrevista con Sideshow Collectibles, recordó que ni siquiera contaban con un camerino de vestuario y que, por temor a que el equipo desapareciera, comenzó a llevarse el poncho y otras prendas al hotel donde se hospedaba.
Además del poncho, Clint también conservó el sombrero, la capa impermeable, algunos pantalones y las botas que usó en ese primer rodaje. Curiosamente, las botas provenían del set de Rawhide: Dos contra el destino y fueron reutilizadas para esta producción. El actor se encargó personalmente de guardar cada pieza, sabiendo que formaban parte de algo que, aunque entonces nadie podía preverlo, se convertiría en un fenómeno cinematográfico.
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El mismo poncho fue utilizado en las otras dos películas de la trilogía: La muerte tenía un precio y El bueno, el malo y el feo. Los fans más observadores han notado que en algunas escenas parece cambiar de color, y durante años surgieron teorías al respecto. Clint despejó cualquier duda al respecto en su cuenta oficial de X (antes Twitter): “Solo tenía un poncho, y era reversible: verde oliva de un lado y marrón del otro”.
El paso del tiempo no ha hecho que Eastwood se deshaga de este recuerdo. En una entrevista para el programa This Morning, el actor y también director de filmes como Golpes del destino y Gran Torino confirmó que el traje aún está en su posesión: “Sí, todavía lo tengo. Está en una caja de vidrio. Nunca se ha lavado”. Un testimonio que no solo habla de su valor emocional, sino también del respeto que le guarda a uno de los papeles más importantes de su carrera.