El pasado 13 de abril, Max estrenó la esperada segunda temporada de The Last of Us, una de las adaptaciones televisivas más exitosas de los últimos años. Con Pedro Pascal y Bella Ramsey nuevamente en los papeles protagónicos, la serie ha consolidado su lugar entre los grandes dramas contemporáneos. Sin embargo, no muchos saben que, antes de llegar a la televisión, hubo un intento por llevar la historia al cine, y estuvo a punto de ser dirigido por un nombre muy reconocido entre los fans del terror y los superhéroes.
Apenas un año después del lanzamiento del aclamado videojuego en 2013, Sony y el estudio Screen Gems iniciaron el desarrollo de una versión cinematográfica de The Last of Us. El encargado de dirigirla sería Sam Raimi, el legendario director detrás de Evil Dead y la primera trilogía de Spider-Man. Con un guion escrito por el propio creador del juego, Neil Druckmann, el proyecto parecía tener todos los ingredientes para triunfar en la gran pantalla.
Columbia Pictures
La versión de ‘The Last of Us’ que Sam Raimi quiso filmar y que nunca veremos
Sin embargo, pronto comenzaron a surgir profundas diferencias creativas entre los involucrados. Mientras Raimi y Druckmann apostaban por una historia íntima y centrada en los personajes, Sony y Screen Gems querían una película más espectacular, con escenas de acción masivas al estilo de World War Z o la saga Resident Evil. La visión original se desdibujaba a medida que el estudio exigía “más set pieces” y un tono “más sexy”.
Druckmann, que concibió el juego como una experiencia narrativa profunda y emocional, comenzó a dudar de que una película de dos horas pudiera capturar la esencia de su obra. A pesar de que el proyecto estuvo cerca de concretarse —con actrices como Maisie Williams o Kaitlyn Dever consideradas para el papel de Ellie—, el proceso cayó en lo que se conoce como “el limbo del desarrollo”.
Sony Interactive Entertainment
Sam Raimi reconoció en 2016 que su empresa ya no tenía los derechos del proyecto y que no podía seguir ayudando, mientras que Druckmann admitió sentirse frustrado por las constantes presiones del estudio. Él imaginaba una película más sobria, como No Country for Old Men, mientras los ejecutivos pensaban en una producción con el ritmo y la escala de un blockbuster. La incompatibilidad de enfoques acabó por sepultar la adaptación.
No fue el único intento fallido. Poco después, Sony comenzó a desarrollar un cortometraje animado de 20 minutos con la agencia Oddfellows, que funcionaría como una especie de Previously On entre el primer juego y su secuela. Aunque esa producción también fue cancelada, demuestra que la intención de adaptar The Last of Us no se abandonó fácilmente.
Max
Finalmente, fue gracias a Craig Mazin, creador de Chernobyl, que Druckmann encontró al socio ideal para llevar su historia a la pantalla, esta vez en formato de serie. Mazin entendía el lenguaje de los videojuegos y compartía la visión del creador original. El resultado fue una de las adaptaciones más aclamadas de todos los tiempos, pero detrás del éxito, quedó enterrada una película que nunca fue, y que quizá nunca debió ser.